Polémica en Buenos Aires: instalaron la muñeca de "El Juego del Calamar" en un shopping

La iniciativa de marketing tenía como fin entretener a los niños que se acercaban.

NACIONALES 28 de octubre de 2021 redacción redacción

Luego del éxito de la sangrienta serie coreana "El Juego del Calamar", que se transmite por Netflix, un shopping de Avellaneda, en Buenos Aires, instaló la muñeca gigante que aparece en el primer capítulo, para que los niños la utilicen como entretenimiento, lo que generó gran polémica en una asociación civil contra el bullying.

María Zysman, directora de la Asociación 'Libres de Bullying', y el defensor del Pueblo Adjunto bonaerense, Walter Martello, emitieron una declaración para concientizar sobre los usos que puedan darse con respecto a la serie.

En el texto consideraron que debe realizarse un abordaje diferente sobre este tipo de productos culturales que, en el caso de la serie de Netflix, están calificados para mayores de 16 años.

En el documento, Zysman y Martello destacaron que “cuando el juego (incluso los juegos “violentos” o agresivos) es planteado y organizado por los mismos niños podemos pensar en lo saludable del mismo, acompañarlo e incluso intervenir activamente. Pero cuando el juego es propuesto o impuesto por el afuera, y además es sumamente violento, es grave”.

"Como se puede ver en los videos que algunos usuarios subieron a las redes sociales, en el patio de comidas del establecimiento instalaron una muñeca gigante igual a la del primer juego de la serie, alrededor de la cual corren los chicos de entre seis y siete años. La dinámica del juego es similar a la de otros locales como semáforo rojo, semáforo verde o “el cigarrilo 43″. Los jugadores corren pero deben detenerse cuando la muñeca lo dice.

"En el shopping también hay personas disfrazadas como los hombres de rojo de la serie que llevan máscaras con los símbolos del cuadrado, el triángulo o el redondel. El que no logra detenerse a tiempo o se mueve, sufre el disparo de estos enmascarados", detalla el texto sobre la dinámica del juego en el shopping.

“¿Cuál es el límite entre las propuestas empresariales y los derechos de los niños, niñas y adolescentes? ¿Se le puede ofrecer “cualquier cosa” a los niños y niñas? ¿Todo es excusa para convocar a las familias a un patio de comidas?”, se preguntaron en la declaración Zysman y Martello.

“Los chicos expresan con el cuerpo, la conducta o el juego, aquello que los atraviesa y les preocupa. Generemos espacios de expresión y acompañamiento, ofrezcamos nuestra mirada, nuestros brazos, nuestra escucha para que nos cuenten sus miedos y dolores. Recibamos los sufrimientos infantiles. Recibámoslos, no los generemos buscando ganar dinero”, concluyeron tajantes.

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