





La joven argentina confirmó que “se encontraba en perfecto estado de salud” y que su alejamiento fue “una desconexión voluntaria”, tras días de intensa búsqueda que movilizó a su familia y autoridades.


El caso que durante varios días mantuvo en vilo a familiares, amigos y a la comunidad argentina en el exterior finalmente dio un giro inesperado. Paola Lens, la joven oriunda de nuestro país cuyo paradero era desconocido desde hacía casi una semana en España, rompió el silencio y aseguró "sentirse abochornada" por el revuelo que generó su búsqueda. Lejos de tratarse de un episodio vinculado a trata, violencia o una desaparición forzada, la propia joven decidió presentarse en una comisaría de Mallorca para aclarar que se encontraba bien y que su alejamiento había sido una determinación personal.
Según reconstruyó el Diario de Mallorca, la joven optó por ponerse a disposición de las autoridades para despejar dudas y bajar la tensión que se había generado a nivel mediático y familiar. Allí, Paola manifestó “sentirse abochornada por la repercusión que había alcanzado su caso tras presentarse con una amiga en la Jefatura de la Policía Nacional de Palma”, dejando en evidencia que nunca imaginó que su decisión de desconectarse tendría semejante impacto público.
El episodio reflejó también un trasfondo vinculado al estrés, la exposición digital y la necesidad de poner un freno al ritmo de vida. En esa línea, Lens explicó que había borrado sus perfiles virtuales y suspendido toda interacción para priorizar su bienestar personal. En sus palabras, dijo que había optado por “una desconexión voluntaria”, lo cual habría llevado a que su familia perdiera contacto y activara la preocupación inmediata.
La presentación formal tuvo lugar el miércoles 22 de octubre, cuando la joven acudió a la dependencia policial para dejar constancia de que “se encontraba en perfecto estado de salud” y remarcar que no se trató de un secuestro ni una desaparición obligada, sino que fue “voluntaria”. Con esa breve declaración, buscó cerrar una semana cargada de rumores y especulaciones.
Paola, de 26 años, había viajado a Mallorca por motivos laborales y, tras dejar de responder mensajes y llamadas, su entorno dio aviso a las autoridades españolas y argentinas. La historia trascendió rápidamente no sólo en nuestro país sino también en medios de la península ibérica, convirtiéndose en uno de los temas más comentados por la incertidumbre y el temor a que se tratara de un hecho grave.
La conmoción fue tal que incluso la madre de la joven tomó un vuelo rumbo a España para sumarse a la búsqueda y exigir respuestas a las autoridades locales. Sin embargo, cuando estaba a punto de dirigirse al Aeropuerto de Ezeiza para embarcar, recibió la noticia de que su hija había aparecido, lo que trajo alivio inmediato, pero no disipó los interrogantes sobre la decisión de Paola.
De todas maneras, la mujer decidió viajar igual para poder verla y contenerla, en medio de un nuevo interrogante que quedó instalado: qué motivó a Paola a cortar todo vínculo durante tantos días. Por el momento, no trascendieron detalles y, según indicaron fuentes consultadas, la joven no entregó una dirección ni un contacto estable, ya que "dispone de libertad deambulatoria como persona mayor de edad".


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