Carlos es docente de Filosofía en colegios secundarios. Por un desperfecto eléctrico, a fines de mayo se incendió su vivienda en Pilar y perdió todo. Terminó internado con quemaduras. Ya le dieron el alta y regresó a su terreno, donde ahora vive en una carpa. Le ofrecieron instalarse transitoriamente en casa de amigos, pero él no quiere dejar a sus perros y sus plantas en los alrededores.

Cuando los alumnos se enteraron, se pusieron en campaña para ayudarlo. Se sumaron amigos, compañeros y exalumnos.

Del Municipio le donan los materiales para construir un ambiente y un baño. Una amiga, las aberturas. Él tiene conocimientos de albañilería, que los empleará ni bien pueda comenzar la obra.

"Estoy muy agradecido con todos. Hay gente buena, hay esperanza. Y la filosofía enseña a que nunca hay que bajar los brazos", concluyó el docente.