INTERNACIONALES Por: Catalina18 de mayo de 2025

Con la misa de entronización, León XIV inició su pontificado

Uno de los momentos más solemnes ha sido la imposición del Palio y la entrega del Anillo del Pescador

La Plaza de San Pedro en el Vaticano ha sido este 18 de mayo el epicentro de la cristiandad. Miles de fieles han llegado desde todos los rincones del mundo para presenciar la misa de investidura del Papa León XIV, el acto que marca oficialmente el inicio de su Pontificado, y que se ha celebrado justo 10 días después de su elección como líder de la Iglesia Católica. La emoción era palpable en el aire, con banderas de todos los países ondeando y cánticos resonando entre las famosas columnas de Bernini. 

A las seis de la mañana, se abrieron los accesos a la famosa plaza de Roma, entre fuertes medidas de seguridad, para que miles de personas pudieran ir llegando el lugar y ser testigos de un hecho histórico. Cuando León XIV apareció sobre el nuevo papamóvil, a las nueve de la mañana, en la Plaza de San Pedro no cabía ni un alfiler. Este ha sido el primer baño de multitudes que el nuevo Pontífice se ha dado antes de dar comienzo a la ceremonia de su investidura como nuevo jefe de la Iglesia. El ambiente festivo y la cercanía del Papa, que saludaba a los presentes con la mano, he hecho que el momento fuera profundamente emocionante. Se calcula que habría alrededor de 200.000 personas cuando el Papa hizo su recorrido por la plaza hasta llegar a la Basílica.

 Situados a ambos lados de la plaza, en los lugares más destacados, se encontraban las 150 delegaciones internacionales, entre jefes de Estado, presidentes de Gobierno y otras instituciones internacionales, así como representantes de diversas confesiones religiosas, que han asistido a esta misa de inicio de papado de León XIV. Mientras que la Curia se encontraba al otro lado.

Los ritos de la ceremonia
El ritual de 'entronización', con el que oficialmente León XIV ha arrancado su papado como sucesor de San Pedro, ha seguido una rutina que se viene repitiendo a lo largo de los años, cuando un nuevo Papa comienza lo que se denomina ‘Inicio del ministerio petrino del obispo de Roma’. León XIV ha bajado a las Grutas Vaticanas para rezar junto a los patriarcas de las Iglesias orientales católicas, ante la tumba del apóstol Pedro, en un gesto de comunión con la tradición apostólica. Mientras, los cardenales han esperado alrededor del altar, en el centro de la Basílica. Los diáconos han tomado el Palio, el Anillo del Pescador y el Libro de los Evangelios, y se han dirigido en procesión hacia el altar donde ha tenido lugar la santa misa, en el atrio de la Plaza de San Pedro.

Imposición de las insignias petrinas
Tras las lecturas, tres cardenales, procedentes de distintos continentes, se han acercado a León XIV para llevar a cabo el acto más importante de esta misa de entronización. El primero, el cardenal protodiácono, Dominique Mamberti, el mismo que anunció el nombre del nuevo Papa el pasado 8 de mayo, tras la fumata blanca, le ha impuesto el Palio. El segundo, el cardenal Fridolin Ambongo Besungu, ha realizado una oración especial, pidiendo la presencia y asistencia del Señor sobre el Papa. el tercero, el cardenal filipino Luis Antonio Tagle, ha sido el encargado de entregar al nuevo Pontífice el Anillo del Pescador.

Después de este ritual, León XIV ha pronunciado su primera homilía como nuevo obispo de Roma, con una cita de San Agustín: “Nos has hecho para ti, (Señor), y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”, tomado de las Confesiones, ante la atenta mirada de los millones de fieles que han seguido la ceremonia, tanto in situ como a través de la televisión. En su mensaje, que ha girado en torno a la paz, un tema que ha sido central en sus primeras declaraciones desde su elección, ya ha marcado cuáles serán los puntos más importantes de su Pontificado. También ha tenido un recuerdo para el recientemente fallecido Papa Francisco, y ha expresado un deseo: "Quisiera que este fuera nuestro primer gran deseo: una Iglesia unida, signo de unidad y comunión, que se convierta en fermento para un mundo reconciliado".