COLUMNA POLÍTICA: Psicópata Americano

POLITICA 20 de abril de 2024 Ae Germys
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 Psicópata Americano

El holocausto económico planificado del Frankenstein argento-austríaco, ya agusanado en el cerebelo del leónido libertario, será devastador. Morirán en el campo de batalla por defender la historia inútil de la propia libertad. Solo para comprobar que su fundamentalismo místico fue siempre una fantasía. En sus regresiones espiritistas esnifaron el ectoplasma de Conan, y lucubraron la insensibilidad espectral de quienes solo pueden abrazar el dólar como valor moral para cotizar sus emociones pútridas de oscurantismos retorcidos. 

 

Mientras hambrean para justificar el dogma del libremercado y la desaparición del Estado, otorgándole a la ficción especulativa la categoría de real verdadera, se mofan hasta de convalecientes postrados por el cáncer negándoles siquiera la posibilidad de una muerte digna y menos dolorosa. Las patrañas de los hermanos Distopía convirtieron a la Argentina en el país más caro del planeta y dinamitaron los salarios de la clase trabajadora a la vez que enfrentaron a pobres contra pobres. 

 

La inflación más alta del mundo es celebrada como una fiesta nopor a la que asisten para penetrarse unos a otros las sempiternas corporaciones dominantes del mercado. El mundo se volvió tan escandaloso que ya nadie recriminaría la decisión de la propia autodestrucción a cambio de no morir de inanición o de trabajar toda la vida sólo para la subsistencia diaria que el capitalismo es incapaz de garantizar.  

 

Dejar librada la mercancía a los avatares incandescentes de una ideología sectaria, frenética e iracunda, sólo nos conducirá a la retracción de la vida misma. Dan lástima quienes, por el sólo hecho de no poder imaginar que siempre el mundo puede ser un lugar peor para vivir, jugaron con su voto a odiar al prójimo para depositar su confianza y su fe a las entelequias de las devastadoras fuerzas del cielo. Comienzan a sentir ahora el estrangulamiento que los hacina como recua humana que marcha a galope tendido hacia el matadero. 

 

La abominación libertaria es una singularidad putridarium en todo sentido. Durante décadas inocularon la desazón, el desarraigo y el desprecio a la vida humana por el simulacro de la mercancía como método de depredación del pobrerío hambriento, ensordeciendo a la clase media con discursos de odio multiplicados por las corporaciones mediáticas cómplices de una construcción virtual de realidades aparentes que se pulverizan ante los ojos con solo observarlas durante un minuto. 

 

Atormentado como el yuppie neoyorquino Patrick Bateman (American Psycho, 2000), producto de la apatía social y la superficialidad anodina y la supremacía de un estatus social vanamente porteño que parece excitarlo hasta la depravación, deposita toda su fe en la inacción absoluta que pregona su dizque filosofía libertaria, condenando a los sectores más vulnerables a la pena de muerte por motosierra. La ausencia total del Estado es tan criminal como la pobreza autoinducida a la que nos someten so pretexto de la charlatanería de la libertad.

 

La irracionalidad mística del leónido logró contactar en sesiones espiritistas con su perro muerto Conan, a quien considera su hijo, y una vez fenecido lo mandó a clonar. Mantiene sostenidos diálogos de abismal profundidad intelectual, con el mismísimo Dios, con Moisés y con múltiples y egregias entidades espectrales que comparecieron ante los estrados de la Justicia Divina, la cual obviamente convalidó en reafirmarlo como Su Enviado en la Tierra, cuyo propósito palaciego por ser el Presidente de Argentina tendría como misión, a través de un sistema de vuelos espaciales mediante el cual desde una plataforma, que quizá se instale en Córdoba, llevar la libertad libertaria total absoluta a todas partes del mundo. Menudo destino para un leónido, razón por la cual Dios encomendó en su hermana la confección del relato que ensambló el monstruo y liberó al Kraken. 

 

El exterminio del otro como forma de dominio y sujeción engendró a los desaparecedores de la última dictadura cívico-militar de nuestro país, cuyo régimen económico de miseria planificada persiguió, encarceló, torturó, violó, mató, desapareció y secuestró hijos e hijas apropiándose de sus identidades, mientras hundían en la pobreza y la miseria a millones de argentinos. También con la complicidad de una misión divina suprema, la hora del espanto llega a nuestros días en una nueva versión remixada, que atenaza el poder a través del sufragio que tanto desprecian y dispuestos a dar la vida por la destrucción del Estado de derecho. 

 

El odio contra el Estado y la criminalización de las instituciones conduce al ostracismo del funcionariato libertario, encabezado por el Presidente leónido, que no trabaja, no gestiona, no tiene agenda política ni institucional, y ocupa el preciado tiempo que le da la investidura presidencial para despotricar e insultar y avalar el bullying y la violencia discursiva y práctica contra todo aquel que piense distinto y critique su delirio teórico austríaco y sus extravagantes cálculos de desinflación de arrastre estadístico. 

 

A los cien días de su asunción, el régimen libertario reprime, hambrea y mata. La casta es una palabra encantadora, pero falaz. La gran mayoría de los argentinos, desencajada ante los desvaríos económicos infligidos por el Gran Destructor Mauricio Macri —cuya irrupción en la política argentina porteñizó a las provincias federadas y las devoró—, optó por su imbecilización al entregar la Presidencia de la Nación a un peligroso psicótico. Nadie está a salvo de su locura. El odio del que se alimenta es sólo comparable con el Holocausto. Inde Irae. Su voracidad destructiva aniquilará cualquier forma de vida que no encaje en el marco teórico de la libertad total absoluta. A su vez, el marco teórico en cuestión fue jamás aplicado en ningún país del planeta. Esta extravagancia histórica es sólo posible en Argentina.  

Por Ae Germys

Escritor, Editor en Literatura Tropical

@literatura_tropical

               

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