El león apichonado en su laberinto

27 de abril de 2024 Redactor Redactor
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Por Alfredo Germys*

Fue el primer plebiscito, y lo perdieron. La gran marcha federal en defensa de la educación y la universidad pública, gratuita y de calidad, movilizó a millones de personas de todas las provincias argentinas. Incluso una gran extracción de los votantes del leónido se expresaron en las calles; generaciones de familias (abuelas, abuelos, padres y madres y pibes y pibas de todas las edades) de clase laburante que buscaron y consiguieron —y siguen buscando— el anhelado ascenso social a través de la universidad pública, repudiaron la brutal e inaudita motosierra del régimen libertario contra las universidades. 

Los mensajes de las multitudes sueltas fueron un fenómeno. Las pancartas y los libros que enarbolaron dejaron en claro que no fue una movilización partidaria o sectaria. Muy por el contrario, desatontaron a quienes querían bajarle el precio tildándola de zurda. Ergo, tuvieron que mascar el garrón. El posteo del leónido en la red social X dejó en evidencia su desesperación, al igual que el día anterior a la marcha su cadena nacional de ficciones libertarias.

Acaso la principal característica que marcó la histórica jornada fue la alegría y el sentido de solidaridad. Todas las generaciones que pudieron ascender en la escala social gracias a la universidad pública se plegaron sin distinciones partidarias dejando una amplia gama de consonancias y colores que abrazó las calles, mancomunadas en la fuerza histórica que supimos conseguir y que para la sociedad argentina no admite discusión: la educación es pública, es gratuita.

La imagen y los vídeos de los obreros saludando y alentando las columnas de la movilización desde las alturas de un edificio en construcción, casi en las esquinas de avenida 9 de Julio y Monteagudo, se volvieron virales y prácticamente se transformó en uno de los stickers más visualizados de Chaco, que retroalimentó las redes sociales.  

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Desesperado por salir a contrarrestar, el leónido hizo lo que mejor sabe hacer, tuitear (“lágrimas de zurdos”). Sin embargo, al día siguiente tuvo que recular en chancletas (“causa noble”), aunque sin dejar de arrojar un manto de sospecha (“motivos claroscuros”) en evidente alusión a los sectores populares que movilizaron. Su desparpajo e insensatez descarga toda clase de delirios, producto del menjunje ideológico y mesiánico que habita debajo de su peluca. Que “el Estado es una estructura criminal” o “los fugadores de divisas son héroes”, sólo devela las estratagemas de un proyecto perverso abocado únicamente a destruir y exterminar. 

La guerra pública declarada contra las Artes y las Culturas de nuestro país tuvo un nuevo capítulo para el leónido y sus libertarios mutantes, que probaron de su propio veneno. En la apertura de la 48° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, el presidente de la Fundación El Libro, Alejandro Vaccaro, lo atendió: “El Presidente luego de despreciar nuestra feria no se sonroja y pide participar. No registra a la memoria de nuestra feria que el Gobierno nacional haya estado ausente sin un stand en este evento”. Luego, explicó que la presencia del leónido implicaría un esfuerzo económico que la organización no puede afrontar. Y remató: “Señor presidente, se lo digo con una mano en el corazón, no hay plata”.

El leónido también brindó un ridículo stand up en la cena de la Fundación Libertad, celebrada en el complejo Goldencenter, donde además de dar vergüenza ajena volvió a demostrar lo desencajada que están sus facultades mentales y lo perdido que está en su laberinto. Hablar con un perro muerto en sesiones espiritistas tiene consecuencias devastadoras para un Presidente en funciones, y sobre todo para la clase media y los sectores más vulnerables del pueblo argentino, es decir, la gran mayoría (la misma que lo votó), y que ahora padece su propio exterminio planificado.       

Mientras, la inflación sigue subiendo dramáticamente (“como pedo de buzo”), y el régimen libertario tritura salarios (licuadora y motosierra) y no da respiro y la gente ya no sabe qué ni cómo hacer para llegar a fin de mes. Los invisibles ceos corporativos y los sectores financieros ultramontanos celebran el libertinaje orgiástico, penetrándose unos a otros. 

El experimento libertario económico no podrá sostenerse mucho tiempo más; ni con la granja de trolls ni con las estrategias publicitarias del vampicheto Santiago Caputo ni con los llantos nerviosos de la ministra de Decapitar Humano ni con las sesiones espiritistas de la Hermana Rasputina ni con los bots de Jumbo del crupier Toto ni con el ectoplasma de Conan que esnifa la diputada cosplayer de los gualichos. Nadie la ve, ni la luz al final del túnel, siquiera una lucecita. Lo único que se ve es un león triste y solitario y final, perdido en un laberinto de dólares.  

 *Escritor, editor en Literatura Tropical

@literatura_tropical 

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