Caso Diego Fernández: apuntan a un excompañero de colegio como principal sospechoso

La causa por el homicidio de Diego "El Gaita" Fernández, quien desapareció en 1984, tomó un rumbo inesperado en los últimos días. Un testimonio clave proveniente del extranjero permitió centrar la atención en Cristian Graf, exalumno de la Escuela Técnica ENET N.º 36 y antiguo propietario de la casa donde, en mayo pasado, se hallaron restos humanos enterrados.

El fiscal Martín López Perrando, a cargo de la investigación, confirmó que Graf, actualmente de 56 años, vivió durante décadas en el domicilio ubicado en el barrio porteño de Coghlan, el mismo en cuyo patio fueron encontrados los huesos de Fernández. La propiedad, vecina a la que en su momento perteneciera a Gustavo Cerati, se convirtió en eje de la causa luego de que una obra de remodelación dejara al descubierto restos humanos a poca profundidad.

El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) verificó que los restos pertenecían al adolescente desaparecido, cuya última aparición data de septiembre de 1984. La autopsia determinó que la causa de muerte fue una herida punzocortante. El hallazgo de objetos personales junto al cuerpo fue clave para la identificación.

El testimonio reciente, proporcionado por un hombre que reside fuera del país y que será citado para declarar de forma remota, señala que Fernández y Graf tenían una relación cercana durante su etapa escolar. La reaparición pública del caso causó conmoción entre quienes fueron compañeros de ambos, quienes recordaron a Graf por su apodo “El Jirafa” y su amistad con “El Gaita”.

Aunque el paso del tiempo plantea desafíos legales —como una posible prescripción del delito— el fiscal no descarta citar a Graf para que declare y así avanzar en la reconstrucción de lo ocurrido hace más de cuatro décadas.

La pesquisa continúa con la evaluación de nuevas pruebas y testimonios que podrían ayudar a esclarecer el crimen. El hallazgo del cuerpo y las recientes revelaciones reabren la posibilidad de justicia en un caso que permaneció sin respuestas por más de 40 años.