El rector de la UNCAUS y amigo de Capitanich intentó salir de la provincia pero no lo dejaron porque está procesado por corrupción
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Francisco Javier Augusto Castro, el médico y abogado preso por corrupción de menores, condenado en 2007 a 18 años de prisión por un delito idéntico al que lo tiene tras las rejas actualmente, no solo ejerció la medicina en centros de salud públicos –incluso en el hospital Eva Perón de Barranqueras– sino que también impartió clases en la Escuela de Gestión Social 2 de Resistencia, bajo el ala de los líderes piqueteros Emerenciano Sena y Marcela Acuña.
Documentos oficiales, confirman la inquietante realidad: Castro dictó clases en la institución educativa del clan en 2020 y 2023. Los expedientes, fechados entre febrero y octubre de este año, dejan al descubierto una red de nombramientos que parecen desafiar cualquier lógica de control y transparencia. La designación de Castro como contratado del Estado, a través de trámites que se remontan a agosto de 2022 en el Ministerio de Salud, plantea serias dudas sobre la diligencia de las autoridades responsables.
Más inquietante aún es la evidencia de que el "prontuario" de Castro –incluyendo su condena de 18 años– llegó a conocimiento de las autoridades ministeriales de la gestión anterior y nada habrían hecho al respecto. La pregunta que surge, inevitablemente, es: ¿Cómo pudo un individuo con semejante historial ocupar cargos de responsabilidad en el sistema educativo y de salud provincial, si no hubo complicidad ? La investigación, apenas comenzada, promete develar una trama de complicidades y oscuras conexiones que sacuden los cimientos de la administración pública de la gestión de Jorge Capitanich
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