Quintín Gómez ha sido condenado a cumplir una serie de estrictas reglas para evitar su ingreso a prisión. El juez que dictó la sentencia impuso medidas que incluyen la prohibición de contacto con la víctima y su entorno, manteniéndose a una distancia mínima de 200 metros. Además, Gómez deberá someterse a un tratamiento psicológico obligatorio en el Hospital Julio C. Perrando, con informes trimestrales al juzgado.
El condenado también está obligado a notificar cualquier movimiento significativo fuera de su domicilio y se le prohíbe cometer nuevos delitos durante el periodo de la condena. Estas medidas buscan garantizar la protección de la víctima y la rehabilitación de Gómez, ofreciendo una oportunidad de reinserción social bajo supervisión constante.
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