





Leonardo Cositorto fue declarado culpable de asociación ilícita y estafa en el primer juicio realizado por el tribunal de Goya, Corrientes, debido a su rol como líder de Generación Zoe.


Junto a él, también fueron hallados culpables Miguel Ángel Echegaray, Maximiliano Javier Batista y Lucas Damián Camelino, mientras que los hermanos Nicolás Ismael Medina y Javier Sebastián Medina fueron absueltos.
La decisión fue tomada este viernes por los jueces Ricardo Carbajal, Jorge Carbone y Julio Duarte, quienes concluyeron que Cositorto fue el líder de la organización y coautor de varios fraudes.
Con este fallo, Cositorto podría enfrentar entre 5 y 10 años de prisión.
Los argumentos de la fiscalía y la querella
Pablo Fleitas, abogado querellante, se expresó tras el veredicto: “Después de tres años, se hizo justicia. Hemos alcanzado nuestros objetivos, tal como habíamos adelantado, que los acusados serían declarados responsables. Aunque dos personas fueron absueltas, plantearemos los recursos necesarios, pero lo importante es que los principales miembros de la organización han sido hallados culpables de asociación ilícita y estafa”.
"Estoy bastante conforme, especialmente por los fundamentos dados por el Tribunal, sin perjuicio de la actitud de Cositorto, que todos pudieron observar. Ha quedado claro qué tipo de persona es y que es culpable", declaró en diálogo con LN.
El abogado resaltó que esta decisión es "muy significativa" por parte de la Justicia correntina, que "marcará un precedente para otros casos similares".
La semana pasada se realizaron los alegatos finales del juicio que enfrentaba a los seis acusados. La fiscalía estuvo representada por Rubén Barry y María Eugenia Ballará, quienes pidieron la condena de Cositorto.
"Se ha demostrado que Leonardo Nelson Cositorto, como líder de la organización, junto con los otros cinco imputados, formaron una asociación ilícita", expresó el fiscal Barry.
Señaló a Cositorto y Batista como "los organizadores o jefes", quienes "planificaron la oficina de la ciudad de Goya, poniendo en marcha una estafa piramidal mediante herramientas de engaño para inducir a error a los inversores".
Añadió que "se presentaron como una academia de coaching financiero, como una empresa educativa, pero en realidad era una fachada para atraer inversores".
La fiscal Ballará respaldó las afirmaciones de su colega, subrayando que "durante el juicio se demostró que la asociación fue creada con el fin de delinquir".






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