





La falta de controles efectivos y la escasa conciencia sobre los riesgos asociados al uso de anteojos de baja calidad permiten que sigan circulando productos inseguros que ponen en peligro la salud visual de miles de consumidores.


Especialistas advierten que es necesaria una regulación más estricta en la industria óptica, con estándares de calidad claros y obligatorios para todos los productos que se comercializan. También señalan que deben aplicarse sanciones más severas a fabricantes y distribuidores que no cumplan con las normativas, ya que la ausencia de transparencia y el incumplimiento de reglas se han vuelto cada vez más preocupantes.
En este contexto, se vuelve prioritario que las autoridades chaqueñas refuercen los mecanismos de control y supervisión del sector. Esto incluye exigir certificaciones obligatorias, verificar la procedencia de los productos y avanzar con medidas punitivas para quienes comercialicen anteojos fuera de norma.
“En el ámbito local, es fundamental que el equipo de fiscalización sanitaria intervenga no solo en la habilitación de comercios, sino también frente a la venta clandestina”, remarcó la autora.
El uso de anteojos sin controles adecuados puede generar desde dolores de cabeza y mareos hasta daños visuales más severos. Por ello, especialistas insisten en adquirir productos en ópticas habilitadas y exigir siempre certificación de calidad.
Por María Liz Ramírez – Empresaria | Óptica Contactóloga




















