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La lectura del veredicto que declaró culpables a los integrantes del Clan Sena desató un festejo estruendoso entre las personas que se habían concentrado espontáneamente en la plaza 25 de Mayo, frente al Centro de Estudios Judiciales.
“Estoy sufriendo como si definiéramos por penales otra final del mundo”, comentaba —con ironía y sinceridad— un joven de poco más de 30 años a los periodistas presentes. Faltaban apenas segundos para que se conociera la decisión del jurado.
Cuando la vocera anunció que Emerenciano Sena, Marcela Acuña y César Sena habían sido hallados culpables, un grito estremecedor rompió la siesta chaqueña. Eran las 15.15 del sábado, 26 horas después del inicio de las deliberaciones. A lo largo de ese extenso período, cientos de personas se acercaron para esperar la resolución del histórico juicio.
“Se hizo justicia”, “Cecilia ahora descansa en paz”, “Dios iluminó a esos jurados”, fueron algunas de las frases que se repetían entre abrazos, lágrimas y un desahogo colectivo que parecía desbordar cualquier contención previa. La emoción se mezcló con el alivio y la sensación de haber presenciado un momento decisivo para la comunidad.
Tras finalizar las audiencias de cesura, los seis imputados declarados culpables por el femicidio de Cecilia Strzyzowski hicieron uso de sus últimas palabras antes de que la jueza técnica defina las penas correspondientes.
